Cuando eres un niño y llega el momento de soplar las velas de tu tarta, pides deseos imposibles. Porque pides deseos, así es la tradición independientemente del pragmatismo y la racionalidad que dominen tu mente. Y, puestos a pedir, la ingenua mente infantil pide la paz en el mundo, el final de alguna cruenta guerra o la desaparición del cáncer. Luego creces. Creces pero sigues pidiendo deseos. Espero que no sólo me haya pasado a mí, porque de lo contrario este texto sería muy embarazoso.

Ya pides entonces en tu mente una moto, que aquella chica se fije en ti o cualquier otra cosa que suene imposible. Supongo que en algún momento crecí de verdad y uní en mi mente los conceptos de pedir deseos y de marcar objetivos anuales, así que ahora hago cosas progresivamente más terrenales, como: este año voy a terminar la carrera, voy a cambiar de coche, voy a conseguir un aumento…

O, por ejemplo, “este año voy a terminar todas las colecciones de tebeos que tengo a medias”. Soy un tipo sencillo.

Así terminé cosas que quizá nunca lea, como Age of Apocalypse, la colección Cable & Deadpool o el volumen 1 de los WildC.A.T.S. Otras mucho más divertidas como la edición kanzenban de DragonBall o Héroe al cuadrado, e incluso tebeos decentes como el tremendo Y, el último hombre, el Astro City de Kurt Busiek, los 100 números de 100 Balas (que aún tengo pendiente de leer) o la colección de libros de “El infierno” de Matt Groening, entre otros. También me he puesto al día con otras cuya publicación no ha terminado aún, como el Príncipe Valiente de Hal Foster y sucesores, Bakuman, Berserk, Los muertos vivientes o Invencible. Si tuviese que contar las obras individuales que no pertenecen a colecciones entonces no acabaríamos nunca, sólo en los últimos meses recuerdo el Adolf de Osamu Tezuka, los Videojuegos de Bastien Vives, Feynman, Éxito para perdedores o Cielos radiantes. Echo de menos quizá algo más de tebeo europeo, pero esto es lo que hay. Así soy.

Y es una excusa como cualquier otra para inventarme una nueva sección para el blog, llamada Miércoles de tebeos, para obligarme a escribir sobre las cosas que leo. Cada miércoles, en este vuestro canal amigo.