Son las 20:20 de la tarde y estoy en mi casa. Eso sólo significa una única cosa: por fin tengo conexión a internet. Después de cinco meses completos de problemas y continuos cabreos con diferentes operadores, de haber pasado por Telefónica, ya.com y Tele2, por fin, POR FIN, podré volver a ser un ser humano completo.

Es increíble la poca utilidad que tiene ahora para mí un ordenador sin conexión a internet… sólo me vale para ver películas y escuchar música… y dado que imposibilita conseguir nuevas películas o nueva música, pues es como si no sirviera de mucho, la verdad.

Para que os hagáis una idea, el tacto de mi teclado (bastante antiguo) me está resultando extraño, porque hacía mucho que no escribía nada más largo que una simple línea de comandos.

Soy más feliz que una lombriz.